La odisea del cobre de Nexans

Convertir la escasez de recursos en una ventaja competitiva

El cobre, el primer metal trabajado por el hombre en los albores de la revolución neolítica y el centro de la segunda revolución energética industrial a principios del siglo XX, es hoy uno de los pilares de la transición energética en curso. Impulsado por el uso generalizado de vehículos eléctricos, la proliferación de proyectos de parques eólicos, la modernización de las redes eléctricas, la renovación de edificios y las inversiones en las fábricas del futuro; el cobre está en todas partes. No obstante, debido a la creciente escasez de los recursos, las tensiones geopolíticas y la necesidad de proteger el planeta; es necesario que la industria de cables eléctricos se reinvente en torno a nuevos modelos de negocio sostenibles. Nexans está a la vanguardia de esta transformación gracias a su trayectoria, a su temprana inversión en el sector y a su visión estratégica a través de un modelo que combina responsabilidad y desempeño.

Cobre: De la escasez prevista hacia el futuro laboratorio de la economía circular

La industria de cables eléctricos, que ya ha experimentado muchas transformaciones en el transcurso de su larga historia, se enfrenta a un nuevo desafío. La proliferación de proyectos de electrificación necesarios para la transición energética está generando una explosión de la demanda de electricidad y, por tanto, un aumento anticipado del consumo mundial de cobre, que se espera alcanzará los 39 millones de toneladas en 2030 (en comparación con los 13 millones en 1995 y los 29 millones en 2020). Al mismo tiempo, debemos enfrentar la escasez prevista de recursos mineros, limitada por una producción anual de 24 millones de toneladas durante los próximos cinco años.

El precio del cobre se duplicó durante la pandemia de covid-19, lo que supone un anticipo de la presión que aguarda a los productores de cables. Esta ecuación depende del acceso a un recurso cada vez más disputado y de un ajuste de precios que influye en gran medida sobre sus modelos de negocio, dado que el cobre puede representar hasta el 70 % del costo de los cables.

Aunque la reutilización de chatarra de cobre es una práctica antigua en la industria (Nexans la ha realizado durante casi 40 años), se ha vuelto imperativo que toda la industria se involucre. Sin embargo, los 9 millones de toneladas de cobre que actualmente se producen a partir del reciclaje no serán suficientes para compensar el déficit de producción y satisfacer el aumento de la demanda.

Nos espera una transición difícil, después de casi un siglo de una economía impulsada por el despilfarro y el descarte. Hemos entrado en la era del reciclaje, la era de la economía circular. Este cambio implica un replanteamiento completo de todas las actividades de la empresa, desde las actividades iniciales (upstream) hasta las actividades posteriores (downstream), desde el diseño hasta la distribución, incluidas las etapas clave de producción.

En efecto, estamos iniciando un movimiento que se va a acelerar; porque, aunque menos de un tercio de los fabricantes han empezado a transformar sus cadenas de valor fuera de las plantas centrales, más del 80 % de las empresas de Francia ya ha trabajado en modelos de negocio circular (según la Encuesta Pivoter vers une industrie circulaire del Instituto Nacional de la Economía Circular de Francia (INEC) publicado por Dunod en 2022).

Girar hacia la economía circular para combinar sostenibilidad y rentabilidad

El reciclaje y el control más eficaz de los suministros ya no son suficientes para determinar una estrategia a la altura de los desafíos. Transitar de una economía lineal hacia una economía circular implica un cambio profundo en todas las líneas de negocio de la empresa, a fin de que el cambio de modelo se convierta en virtuoso.

Un buen ejemplo del enfoque holístico necesario para implementar una estrategia circular rentable es la nueva gama de cables para redes de distribución con bajas emisiones de carbono que Nexans acaba de lanzar en Francia. Al considerar cada etapa de la cadena de valor y todo el ciclo de vida de un cable, es posible reducir las emisiones de gases de efecto invernadero de los cables de baja y media tensión entre un 35 % y 50 %, en función del producto. Por ejemplo, además de usar cobre, esto significa utilizar aluminio con bajas emisiones de carbono y plásticos reciclados y garantizar que se emplee energías renovables o bajas en carbono en la producción de cables.

Christophe Allain, director global de la Cartera de metales no ferrosos de Nexans, señala que, para lograr dicho resultado, deben participar todas las líneas de negocio: «Esta oferta única demuestra el compromiso de nuestros equipos con el desarrollo sostenible, desde nuestro centro mundial de Investigación y Desarrollo Ampacity en Lyon (Francia) hasta nuestras plantas de productos, incluidos nuestros equipos de marketing y compras y, por supuesto, nuestros proveedores asociados».

Esta es una oferta fundamental en un momento en el que los propios clientes de Nexans están girando hacia una economía sostenible. Tal es el caso de Schneider, pionera en este ámbito al colocar la circularidad y, de manera más amplia, el medio ambiente en el centro de una estrategia aplicada a través de una serie de programas: ecodiseño, uso de materiales de mayor calidad, más productos modulares, conectados y reparables, la aparición de modelos de «Energía como Servicio», descarbonización de las cadenas de valor, plantas de producción libres de desechos y ofertas de arrendamiento financiero (leasing).

Por último, más allá de los beneficios económicos y de la confianza renovada de los clientes clave, el cambio hacia una economía circular representa también una ventaja para la reactivación de los equipos de la empresa. Porque cuanto más real sea el cambio y más se base en objetivos concretos y resultados medidos, más significativo y motivador encontrarán los equipos su compromiso.

Explotar las «minas urbanas» para convertir recursos escasos en ventajas competitivas

Nexans, el fabricante líder mundial de cables integrados verticalmente, posee una ventaja que le da acceso directo a los cátodos de cobre en las minas. Para el Grupo, ello significa controlar sus suministros y mantener al mismo tiempo el liderazgo adquirido hace muchos años a través de la integración de su propio negocio metalúrgico: la única planta de fundición de cobre existente en Lens (Francia), dos plantas en América del Sur (Chile y Perú) y una megaplanta en Montreal (Canadá).

Esta estrategia por sí sola no es suficiente actualmente. Necesitamos complementar estas fuentes de suministro con una intensificación considerable de nuestros esfuerzos de reciclaje. «En nuestra actividad de producción de cables eléctricos, utilizamos hasta un 6 % y un 14 % de cobre reciclado, en función de nuestras plantas de producción en Lens y Montreal», afirman Franck Ruelle, director de Servicios de reciclaje de Nexans, y Philippe Demarez, director de Planta de Lens, «y este porcentaje no hará sino aumentar en el futuro».

Nexans se compromete a utilizar las minas urbanas para transformar nuestra industria e ingresar a la economía circular. Es fundamental mejorar la recuperación de cobre y aluminio de las redes eléctricas en las verdaderas «minas urbanas» que son nuestras ciudades y nuestras infraestructuras, donde se puede mejorar el nivel de recolección. A fin de lograrlo, el Grupo trabaja desde 2008 con RecyCâbles, una empresa conjunta entre Nexans y SUEZ. A lo largo de 2022, en las plantas del Grupo se han procesado 14 000 toneladas de cables usados. En el futuro, esta colaboración podría ampliarse a otros actores del reciclaje para crear una cadena circular específica para la industria del cable. Por ejemplo, las antiguas líneas del operador de telecomunicaciones Orange serán técnicamente eliminadas en 2030. Por tanto, será primordial garantizar la recuperación de toda esta red de cobre para que pueda ser reciclada y reutilizada. Existen otras iniciativas potenciales en conjunto con comerciantes de chatarra y centros de recolección de residuos, que son pieza esencial del rompecabezas y, por tanto, están en el centro de la economía circular.

De este modo, al controlar la cadena de valor de extremo a extremo también es posible aprovechar diversos parámetros que, además de los plazos de entrega y los precios de costo, pueden convertirse en auténticas garantías de los compromisos medioambientales y de calidad a los que clientes y socios de Nexans son hoy en día muy susceptibles.

Asimismo, ello implica la gestión a largo plazo de los contratos de suministro, como el que se acaba de firmar con el grupo polaco KGHM para el suministro de cátodos de cobre por cinco años, que ahora también considera un menor nivel de emisiones de carbono gracias al transporte ferroviario entre Polonia y Francia. Este enfoque va de la mano con la incorporación a The Copper Mark para promover la producción responsable de cobre en todo el mundo. Como resultado de esta política, las plantas de Lens y Montreal obtuvieron este mismo sello de producción responsable de cobre en agosto de 2023.

Sin embargo, el hecho es que para que toda nuestra economía cambie a este nuevo modelo, los pioneros deben marcar el camino demostrando los beneficios para el planeta, así como las ventajas para un nuevo crecimiento sostenible. Si a menudo se coloca al cobre como ejemplo de una economía circular bien gestionada; entonces, la industria de cables energéticos está a la vanguardia del «Pacto verde» que la Unión Europea ha comenzado a aplicar desde 2019, con objetivos ambiciosos para 2030 en el camino hacia la neutralidad de carbono en los países de la UE para 2050.